Los signos Mutables son los que representan la dualidad, el movimiento y la transición hacia el cambio.En este nuevo orden, los signos Mutables -directamente relacionados con las peregrinaciones y más concretamente con el Camino de Santiago- nos ofrecen dos ejes: Géminis-Sagitario y Virgo-Piscis. Estos ejes también representan la comunicación, el intercambio, tanto comercial como espiritual, y el aprendizaje, procesos todos ellos necesarios para la evolución.
El eje Virgo-Piscis, plenamente identificado con el cristianismo, lo forman un signo de Tierra y uno de Agua. Representa la vida ordenada y contemplativa, la laboriosidad y la piedad, estando relacionados con el simbolismo y los monasterios que jalonan la peregrinación. Si Virgo rige las pequeñas cosas, los detalles y la cotidianeidad del camino, Piscis rige los grandes misterios de la vida y la dimensión trascendental de su conjunto. Este eje nos advierte de la necesidad de la antigua regla: ""ora et labora"", es necesaria la fe, la oración o la meditación junto al trabajo, para continuar en la brecha, para poder andar el camino que cada cual tiene que hacer en su vida. La peregrinación puede servirnos de muestra, a pequeña escala, de lo que supone el camino de nuestras vidas.
En cambio, Géminis-Sagitario, un signo de Aire con uno de Fuego, es el eje de los contactos, de la conexión con lo extranjero y lejano, las publicaciones, el proselitismo y las conversiones. En ellos es necesario el viaje y la aventura. Y mientras Géminis es el signo de los hermanos -recordemos que Santiago tenía un hermano apóstol, aparte de la muy especulada relación de parentesco entre ?l y Jesús-, Sagitario es un signo de liderazgo espiritual y multitudinario. El nombre que Jesucristo le dada a Santiago era Bonaerges (hijo del trueno), lo que parece una clara alusión a Júpiter, dios del trueno y regente del signo de Sagitario. La correspondencia correcta se debe establecer entre Géminis y las entradas del Camino, siendo dos las más conocidas, mientras que Sagitario se asocia con Compostela y Finisterre, porque es un signo que apunta al final, a lo más lejano del mundo que se conocía. Géminis es más superficial o de contacto, mientras Sagitario es la experiencia exhaustiva y más trascendente.
Incluso la Vía Láctea no sólo discurre de las constelaciones de Géminis a Sagitario, sino que constituye la zona ecuatorial de nuestra galaxia, dato curioso también si tenemos en cuenta que el Camino de Santiago discurre paralelo al Ecuador terrestre. Y, si ?éste es un camino muy transitado, aquella es una zona estelar muy concurrida. De nuevo encontramos en este paralelismo la relación de analogía entre un ciclo lento o macrocósmico (Vía Láctea) con un ciclo rápido o microcósmico (Camino de Santiago). Otro dato curioso es que la Vía Láctea forma, junto a otras galaxias, lo que se denomina Grupo Local, quien, a su vez, conjuntamente con otros grupos de galaxias, forman el Cúmulo de Virgo.
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